Jorge Barrientos
El diputado federal del Partido del Trabajo (PT), Raymundo Atanacio Luna, presentó iniciativa para que se declare el 19 de septiembre como el Día Nacional de Protección contra Sismos y Desastres Naturales.
En este tenor, el legislador poblano señaló que debido a que el Centro Nacional de Prevención de Desastres reconoció que no existe persona o institución capaz de predecir la fecha hora, lugar e intensidad de un sismo, pero sí es necesario prepararse para un evento natural que ocurren sin previo aviso.
“Es importante fomentar la cultura de la protección contra sismos y desastres naturales en la población y contribuir con el fortalecimiento de las capacidades de reacción de las unidades internas y sus brigadas ante la eventualidad de una emergencia o desastre”.
Atanacio Luna refirió que los sismos de los años de 1985 y de 2017 marcaron la historia de México, dejaron enseñanzas que no debemos olvidar sobre la importancia de llevar a cabo un simulacro nacional de sismo.
El congresista por Tepeaca destacó que la finalidad de llevar a cabo un simulacro nacional de sismo se realiza con el objetivo de informar y difundir la cultura de protección para los habitantes del país para que estén preparados en caso de que ocurra una emergencia causada por sismo y puedan prepararse para las acciones en caso de emergencia.
Puntualizó que los objetivos del ejercicio preventivo son: reforzar y mejorar las acciones preventivas, de comunicación y de respuesta del gobierno de la ciudad ante sismos; comprobar las capacidades de respuesta de los cuerpos de atención de emergencia; evaluar el funcionamiento del Protocolo del Plan de Emergencia Sísmica y medir los tiempos de difusión y respuesta de la Alerta Sísmica.
Recordó que el sismo de 1985 es quizá el más mortal de la historia de México, dejando un saldo de al menos 3 mil 692 muertos, aunque la Cruz Roja Mexicana señalo que superó las 10 mil personas fallecidas, según cifras del gobierno de la Ciudad de México.
El segundo sismo de 2017, agregó, la cifra oficial fue de 369 muertos, con unos 250 mil damnificados y más de 180 mil viviendas que sufrieron daños con un terremoto de magnitud 7,1, el cual tuvo repercusiones fatales en las entidades de Puebla, Ciudad de México, Morelos y Oaxaca.