El caos de los plebiscitos en las juntas auxiliares

¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?

 

Lo que debería ser una expresión de la democracia participativa se ha convertido en un escenario de caos y violencia. Los recientes plebiscitos para elegir autoridades en las juntas auxiliares de Puebla dejaron al descubierto la incapacidad de los ayuntamientos para organizar procesos transparentes, seguros y eficientes. Este fracaso no solo mina la confianza ciudadana en las instituciones, sino que también subraya la necesidad de repensar el modelo de organización electoral en estas demarcaciones.

Hacia un cambio estructural

La crisis de los plebiscitos en Puebla es una llamada de atención. No se trata solo de mejorar la logística electoral, sino de repensar el papel de las juntas auxiliares en el marco de una ciudad cada vez más urbanizada. Esto implica:

Reformas legales para delegar la organización electoral a instituciones especializadas.

Fortalecimiento institucional de las juntas auxiliares, dotándolas de recursos y competencias acordes a su nueva realidad.

Educación cívica para promover una cultura de participación pacífica y responsable.

Mientras estos cambios no se materialicen, los plebiscitos seguirán siendo una herida abierta en el rostro de nuestra democracia. Lo ocurrido en Canoa, Aparicio, San Felipe Hueyotlipan, La Resurrección y San Pablo Xochimehuacán es un recordatorio doloroso de que la democracia no solo se construye con boletas, sino con instituciones sólidas y voluntad política para hacerlas funcionar.

Estos hechos reflejan una crisis que trasciende la logística electoral; se trata de un problema estructural que pone en evidencia cómo las juntas auxiliares, absorbidas por la mancha urbana, se enfrentan a un modelo gubernamental incapaz de adaptarse a su compleja realidad.

Las administraciones municipales, son las responsables de organizar las elecciones en las juntas auxiliares

Los Ayuntamientos, responsables de organizar los plebiscitos, han demostrado una y otra vez su falta de preparación. Desde la insuficiencia de personal capacitado hasta la ausencia de protocolos claros para prevenir y mitigar conflictos, la organización ha sido, en el mejor de los casos, improvisada. Este vacío organizativo abre las puertas al desorden, a las acusaciones de parcialidad y a los conflictos que terminan en violencia.

La falta de profesionalización en la organización de estos comicios también pone de manifiesto un problema más amplio: el desinterés de los Ayuntamientos por fortalecer las juntas auxiliares como espacios de autonomía y participación ciudadana. En lugar de garantizar procesos democráticos robustos, muchas veces estos plebiscitos son vistos como trámites menores o, peor aún, como escenarios para perpetuar intereses políticos locales.

¿Un rol para los órganos electorales?

Ante este panorama, resulta urgente considerar la posibilidad de transferir la organización de estos plebiscitos a los órganos electorales estatales o incluso federales, que cuentan con mayor experiencia, recursos y credibilidad para garantizar procesos electorales justos. Entidades como el Instituto Electoral del Estado podrían asumir esta responsabilidad, implementando estándares de transparencia y seguridad que actualmente brillan por su ausencia.

Aunque esta transición requeriría ajustes legales y presupuestarios, los beneficios serían claros: elecciones más confiables, reducción de conflictos y, sobre todo, un paso hacia la recuperación de la confianza ciudadana en los procesos democráticos locales.

Las juntas auxiliares, entre la autonomía y la mancha urbana

El problema de fondo es que las juntas auxiliares han cambiado drásticamente en las últimas décadas. Originalmente concebidas como entidades rurales con un alto grado de autonomía, muchas de ellas han sido absorbidas por la mancha urbana, especialmente en la zona conurbada de Puebla. Este proceso de urbanización las ha convertido en espacios donde confluyen intereses políticos, económicos y sociales que los Ayuntamientos parecen incapaces de gestionar.

La tensión entre el modelo tradicional de juntas auxiliares y su nueva realidad urbana crea un vacío de gobernanza. Las necesidades de estas comunidades van mucho más allá de lo que sus estructuras actuales pueden manejar, y los plebiscitos son solo un reflejo de esta disfunción más profunda.

Hacia un cambio estructural

La crisis de los plebiscitos en Puebla es una llamada de atención. No se trata solo de mejorar la logística electoral, sino de repensar el papel de las juntas auxiliares en el marco de una ciudad cada vez más urbanizada. Esto implica:

  1. Reformas legales para delegar la organización electoral a instituciones especializadas.
  2. Fortalecimiento institucional de las juntas auxiliares, dotándolas de recursos y competencias acordes a su nueva realidad.
  3. Educación cívica para promover una cultura de participación pacífica y responsable.

Y aquí la gran pregunta… ¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?

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