Detengámonos un momento en la historia moderna de Puebla, al menos en los últimos 20 años.
Tres momentos cambiaron radicalmente lo que se pensaba era el destino de la entidad y de sus grupos políticos, el Lydiagate, la muerte de Martha Erika Alonso y la muerte de Miguel Barbosa, no sé si nuestros lectores coincidan en estos tres hechos significativos políticamente hablando para Puebla.
En noviembre del 2004 Mario Marín ganó de manera apabullante la gubernatura, a Francisco Fraile García, comenzaba una nueva era para Puebla, después de la administración que encabezó Melquiades Morales Flores.
Marín era visto como uno de los baluartes del PRI, al igual que más tarde lo sería, el también gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, el tricolor parecía recuperarse de la derrota que había sufrido apenas casi 4 años antes, cuando Francisco Labastida perdió la presidencia de la República, poniendo fin a 70 años de gobiernos priistas en el país.
Apenas había transcurrido un año de haber arrancado esa administración, cuando una “bomba” mediática de dimensiones nunca antes vista estalló en Puebla, el famoso Lydigate, el audio escándalo más importante en la historia de México.
El 14 de febrero del 2006, el periódico La Jornada publicó los audios de una llamada sostenida entre el entonces gobernador de Puebla, Mario Marín y el empresario de origen libanés, Kamel Nacif conocido como “el rey de la mezclilla”, en donde el textilero le agradecía al mandatario poblano la detención en Cancún y traslado de la periodista, Lydia Cacho a Puebla.
Cacho había escrito el libro “Los demonios del edén” en donde daba cuenta de red de pederastas, que encabezaba el también empresario de origen libanés, Jean Succar Kuri, amigo de Kamel Nacif en el paradisiaco puerto del caribe mexicano, al que acudían empresarios acaudalados y figuras de la política nacional para convivir sexualmente con menores de edad.
El escándalo escaló a dimensiones pocas veces vistas e incluso afectó la campaña del candidato del PRI a la Presidencia de la República, el tabasqueño Roberto Madrazo, lo que mandó al PRI al tercer lugar en la votación de ese año que ganó el panista, Felipe Calderón.
Ese fue el fin del marinismo, todo lo demás solo fue un “espejismo”, la victoria en 2007 que encumbró a Blanca Alcalá en la alcaldía de Puebla, las 26 diputaciones ganadas, lo mismo que en 2009, en donde el tricolor se llevó el carro completo, (ojo para aquellos que hoy se creen invencibles), en 2010, Javier López Zavala perdió por 11 puntos la gubernatura a manos del “panista”, Rafael Moreno Valle Rosas, quien puso fin a 70 años de gobiernos de este partido en la entidad.
Rafael Moreno Valle, desde Puebla, construyó en 8 años todo un andamiaje para que su grupo político dominara durante muchos años y utilizar a Puebla, como su plataforma rumbo a Los Pinos, para ello, realizó una reforma electoral en Puebla con el fin de homologar las elecciones locales con las estatales en el 2018, cuando él ya no fuera gobernador de Puebla.
Para ello, encargó a Virgilio Andrade y al ex titular del IFE, Luis Carlos Ugalde, elaborar esa reforma, la cual dio paso a la creación de la mini gubernatura de un año y ocho meses, a la aberración de las alcaldías de 4 años 8 meses, que revitalizaron los cacicazgos en todas las regiones de Puebla y dieron origen a un conflicto poselectoral de dimensiones pocas vistas y que más adelante derivaron en su muerte.
Al término de su administración, Tony Gali lo sucedió en el cargo por un año y ocho meses, para dar paso a una de las elecciones más controvertidas en la historia de Puebla, que ganó la esposa de Moreno Valle, Martha Erika Alonso, cuyo triunfo fue ratificado por la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación el 9 de diciembre de 2018.
El 14 de diciembre de ese año, ante el Tribunal Superior de Justicia y no ante el Congreso, como siempre había sido, Martha Erika rindió protesta como la primera gobernadora de Puebla, para perder la vida 10 días después, en un accidente aéreo.
Tras la muerte de Martha Erika vino un interinato de seis meses encabezado por Guillermo Pacheco Pulido, quien convocó a nuevas elecciones, el ganador fue Miguel Barbosa, quien había competido un año antes en contra de la panista.
Barbosa gobernó de agosto de 2019 al 13 de diciembre de 2022, cuando la muerte lo sorprendió tras sufrir un paro respiratorio a causa de su enfermedad, la diabetes.
¿Qué hubiera pasado en Puebla en el 2024 si Barbosa no hubiera muerto? Nadie lo puede saber, pero posiblemente Sergio Salomón, hubiera sido el candidato de Morena a la gubernatura y no Alejandro Armenta.
¿Qué hubiera hecho Armenta ante esa posible imposición? Nadie lo puede saber.
Lo único cierto es que la historia de Puebla ha cambiado radicalmente a partir de estos tres eventos y lo que aún nos falta por ver.
En política no hay muertos, hace 14 años, el grupo que ganó en Puebla las elecciones el pasado 2 de junio, estaba enterrado y ahora se preparan para tomar posesión del gobierno de Puebla.
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