El paro de actividades en el campus de Ciudad Universitaria de la BUAP por fin llegó a su fin, dejando una aparente paz entre autoridades y alumnos, pero dejando a los docentes como los malos de la historia.
Los alumnos que se reincorporaron a las aulas verán severamente afectado su desempeño académico, ya que aunque hayan participado o no en el paro, su curso se vio interrumpido, hecho por el cual deberán de retomar el ritmo y acoplarse.
Sin embargo, es importante mencionar a un sector de suma importancia para la institución educativa: sus maestros.
Los docentes sin duda son el pilar para que la BUAP sea una de las mejores calificadas en todo el país y los artífices de la calidad educativa que caracteriza a la máxima casa de estudios en Puebla.
Sin embargo, en las mesas de diálogo que sostuvo la rectoría con los estudiantes, el personal académico fue el que salió perdiendo al ser señalados como los malos de la historia.
Fuentes que formaron parte de las mesas de negociación entre las autoridades universitarias y los alumnos, refirieron que los acuerdos comprometieron severamente el actuar de los maestros, generando molestias por la falta de apoyo recibido.
Esto debido a que ahora tendrán que someterse a rigurosas evaluaciones, a hacer públicos sus perfiles sin mencionar si son académicos o personales, hacer pública una programación semanal de las materias que imparten y los métodos de evaluación que se realizarán.
Además, las actas administrativas ya se impondrán en caso de que un maestro falte a sus funciones, por lo que al acumular tres de ellas, se procederá a hacer una valoración sobre su despido.
En el papel, parece que los maestros serán quienes tendrán que pagar los platos rotos y redoblar sus esfuerzos para cumplir con la mayor parte de las demandas que fueron exigidas por los estudiantes.