Por fin ha terminado la fase estatal del proceso interno de morena. SI bien Mario Delgado y Citlali Hernández mostraron su falta de capacidad (o de interés) para organizar un proceso nacional, que tuviera reglas claras, que eliminara la arbitrariedad y la discrecionalidad, que no dejara en indefensión al partido, se puede decir que salió, dentro de todo, bien. Creo que en Puebla se exterminó el sectarismo y el purismo de un golpe, se combatió de manera correcta el compadrazgo, el amiguismo y el nepotismo (como del que hizo gala el clan Rivera Vivanco, en el cual la mamá es la presidenta de la Comisión de Honestidad y Justicia).
Hoy hay, después de años de estar acéfalo, un Comité Ejecutivo Estatal en Puebla que tiene la gran oportunidad de echar a andar los motores que estuvieron apagados desde inicios de 2019 y hacer de morena el partido que merece ser. En este sentido, aunque en el Comité Ejecutivo Estatal haya algún nombre que me preocupan por su conocida falta de probidad, por el otro lado me alegra sobremanera que hayan quedado perfiles como el de Olga Lucía Romero Garci Crespo y Agustín Guerrero. Con la primera trabajé de manera intensa en la sexagésima legislatura, donde fue diputada de la bancada de morena, y presidenta de la Comisión Inspectora; siempre demostró ser una mujer valiente, fuerte, disciplinada, inteligente, pero sobre todo: leal con la causa y honesta. Fueron momentos al incio de esa legislatura donde todo era incierto, las tres bancadas de la coalición eran bombardeadas constantemente con ofrecimientos de excelente paga a cambio de la traición, de la deserción. Después vinieron momentos de turbulencia política, de tener la enorme responsabilidad de sacar adelante un proceso de interinato, para finalizar en una temporada de grandes reformas. En todas esas etapas, la (entonces) Diputada Monina, estuvo al pie del cañón demostrando gran temple y compromiso con la 4T.
De Agustín Guerrero, un perfil de izquierda de toda la vida, no de los nuevos, de los recientes según las circunstancias, sino de siempre, en los momentos más difíciles como el fraude de 2006 donde estuvo siempre al lado del presidente López Obrador. Y aquí refrendó esa vocación de luchador cuando fue parte activa en toda la lucha del fraude de 2018 en Puebla. Un entendedor del vaivén de las mareas políticas del partido, gran analista, gente de principios y de estrategia. Quien haya visto la película de Luis Mandoki Fraude: México 2006, ya lo conoce.
Enhorabuena morena, ahora sigue el proceso de cicatrización, de conciliación y de reforzamiento para lo que viene, evitar caer en los errores y vicios del pasado, erradicar el sectarismo, pero también mantener a raya al oportunismo que hoy acecha al partido. Mantener los principios, y que éstos sirvan, no como freno sino como acelerador y catalizador en cada etapa que el partido tenga que atravesar. Sacar al partido otra vez al foco público, elegir a los mejores perfiles para competir, los que garanticen los triunfos, no las derrotas. Hacer frente activo contra la oposición conservadora y defender y difundir las acciones de nuestros gobiernos.