Cada día la descomposición social avanza más y más, ejemplos hay de sobra y lamentablemente, parece que no existe nada que pueda evitarla, pero ¿cuándo fue que nos perdimos?
Para nadie es grato prender la televisión o la radio, leer un periódico o entrar a redes sociales y ver noticias atroces que nos hacen cuestionarnos la humanidad que hoy en día hay en las personas.
El asesinato de Génesis N una menor de apenas 10 años de edad, quien presuntamente fue abusada sexualmente y cuyo presunto responsable es su vecino, es un ejemplo de lo anterior.
La forma en cómo se dieron los hechos debe hacernos reflexionar sobre a dónde vamos como sociedad, porque es un hecho que, en lugar de avanzar, vamos retrocediendo.
El caso de la menor oriunda de Cuautlancingo no es el único, del 1 de enero de 2022 al 30 de septiembre de 2024, se registraron 82 homicidios dolosos en contra de menores de edad.
Es una cifra alarmante tomando en cuenta que se trata de uno de los sectores más vulnerables de la sociedad y que más protección deberían tener.
La salida fácil sería culpar a las autoridades como pasa en la mayoría de los problemas, pero en esta ocasión no es así. Somos nosotros mismos los responsables.
Si bien desde los diferentes niveles de gobierno se pueden implementar acciones que contribuyan a la recomposición del tejido social, estás deben de ser a profundidad, no con festivales y ferias que poco aportan.
El caso de Génesis no debe impune, su agresor tiene que ser detenido para que ella no sea una simple cifra más, verlo de esa manera es también cuestionar nuestra humanidad.
Pero al menos, debe servirnos para reflexionar lo que hacemos, lo que no hacemos y si está sociedad descompuesta es en la queremos vivir.
En lo personal, todavía creo que existen buenas personas que hacen del mundo un lugar menos peor en donde estar.
A los familiares de Génesis y del resto de menores asesinados, un abrazo a sus corazones.
