Jorge Barrientos
El arzobispo de Puebla, monseñor Víctor Sánchez Espinosa, señaló que con la celebración del bautismo de Cristo se da por concluido el ciclo de las fiestas navideñas.
Durante la misa dominical en la Catedral, explicó que esta festividad marca la tercera Epifanía, después del nacimiento de Jesús el 25 de diciembre y la llegada de los Reyes Magos el 6 de enero.
“El bautismo de Cristo nos invita a reflexionar sobre nuestro propio bautismo, que nos convierte en hijos de Dios, miembros de la Iglesia y hermanos en una misma fe. Es una puerta que nos abre a la vida de gracia, la santidad y los sacramentos”, destacó el prelado.
En su mensaje a los fieles congregados, Sánchez Espinosa recordó la importancia del bautismo como el primer paso para recibir los demás sacramentos, como la confesión, la comunión y el matrimonio. Subrayó que este acto no es solo un rito, sino una manifestación de la misericordia divina.
“Dios nos salvó, no por nuestros méritos, sino por su inmensa bondad. Mediante el bautismo, nos regenera y renueva por la acción del Espíritu Santo, derramado sobre nosotros por Cristo. Esto nos justifica por su gracia y nos convierte en herederos de la esperanza de la vida eterna”, expresó.
El arzobispo también invitó a los fieles a reflexionar sobre su identidad como bautizados, agradeciendo el pertenecer al rebaño de Cristo. “Pidamos a nuestro Señor que estas fiestas de Navidad hayan fortalecido nuestra fe y renovado nuestra vida espiritual”, concluyó.
La celebración del bautismo de Cristo marca el fin del tiempo litúrgico navideño y da paso a un periodo de reflexión sobre la misión de cada cristiano en su camino de fe.