- Los proyectos emanados del vínculo atenderán las vulnerabilidades de comunidades poblanas azotadas por el cambio climático y otros riesgos con la Agenda 2030 como horizonte.
- “Ustedes van a ayudarnos a lograr cosas visibles con comunidades con las que nos sentimos identificados. Nuestro rol es fortalecer y dejar capacidades locales”: Xavier Moya, PNUD.
En 2007, la IBERO Puebla albergó los primeros acercamientos entre el Gobierno de Puebla y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El vínculo entre la instancia internacional y la Universidad Jesuita se fortaleció durante los trabajos de respuesta inmediata a los sismos de septiembre de 2017 y encontró un nuevo impulso con la reciente firma de un memorándum de entendimiento.
La IBERO Puebla se entiende a sí misma como un proyecto que evalúa su pertinencia en función de su posibilidad de hacerse cargo de la realidad. Para Mario Patrón, rector de la Casa de Estudios, la alianza representa una esperanza para honrar la identidad universitaria y potenciar la acción estratégica.
Cada espacio universitario tiene el deber de involucrarse en el diseño de políticas públicas que prevengan riesgos, especialmente en contextos en los que los efectos del cambio climático se combinan con otras vulnerabilidades históricas. Los proyectos e iniciativas emanadas del convenio, dijo Patrón Sánchez, deberán incluir la participación activa de la ciudadanía y el compartir de conocimientos relevantes.
“Desarrollo sostenible, incluyente y resiliente” es uno de los lemas con los que las diferentes dependencias de la ONU sintetizan los principios de la Agenda 2030 para la sustentabilidad. Como expresó Sandra Sosa, representante residente adjunta de PNUD, las universidades son actores claves en estas metas por su labor en la formación de profesionistas y por las funciones de investigación pura y aplicada.
Es así que uno de los principales objetivos de la alianza contempla el desarrollo de capacidades en organizaciones de la sociedad civil y actores del sector público en temas como el desarrollo sostenible, cambio climático, empresas sociales y gestión de riesgos de desastres. A través de áreas como el Laboratorio de Innovación Económica y Social (LAINES), la IBERO Puebla se encuentra en proceso de desarrollar más de 25 proyectos de incidencia.
“Nos une un espíritu compartido más allá de las instituciones a las que representamos”: Óscar Soto, director de Investigación y Posgrados IBERO Puebla.
Sosa agradeció a la Universidad el trabajo para el desarrollo sostenible en el estado, así como la colaboración directa con comunidades rurales. La incorporación de investigadores, académicos y estudiantes a los programas de intervención permitirá el fomento del desarrollo sostenible a través de la formación de personas libres y comprometidas con los demás.
El vínculo tripartito, con vigencia de tres años, pretende convertirse en un semillero de conocimientos que sean abrazados tanto a nivel local como en toda la región. Como sintetizó Beatriz Manrique, secretaria de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial del Gobierno del estado y testigo de honor de este acuerdo, el trabajo colaborativo imprime a las horas de trabajo un mayor impacto a los alcances.
Tras un año de reinvención motivada por la pandemia, el PNUD y el Gobierno estatal están listos para emprender acciones en campo en 22 municipios que registran vulnerabilidades por riesgos naturales. La Universidad Jesuita se sumará al programa Puebla resiliente ante desastres 2020-2022 como proveedora de conocimientos e impulsora de acciones sustantivas.
Como universidad jesuita, la IBERO Puebla abraza la encomienda de hacerse cargo de la realidad; el modelo pedagógico ignaciano demanda que los estudiantes sean capaces de transformar su entorno. “Estamos muy contentos de contribuir a enfrentar y mitigar estos retos y ser mucho más resilientes”, culminó Lilia Vélez, directora general Académica.