- Estudiantes de ambas instituciones articularon cuatro proyectos para el acceso a los alimentos tras haber compartido saberes y vivencias en ambos lados de la frontera.
- El grupo IBERO-St. Thomas estuvo integrado por jóvenes originarios de Estados Unidos, España y Colombia, así como de diferentes estados de México.
Concluyó la aventura veraniega de 18 estudiantes de la IBERO Puebla y la Universidad de St. Thomas. Como parte del fondo de innovación La fuerza de 100,000 en las Américas, el grupo tuvo la oportunidad de hacer un intercambio académico de ida y vuelta. Nueve alumnas de la Universidad Jesuita viajaron a Houston para después regresar y ser anfitrionas de sus nuevos amigos.
La experiencia tuvo como eje transversal la seguridad y soberanía alimentarias, problemáticas alojadas en el objetivo dos de la Agenda 2030 de la ONU. Como resultado de semanas de intercambio cultural, académico, social y comunitario, los jóvenes desarrollaron cuatro proyectos de incidencia para atender necesidades propias de Puebla y Texas en esta materia.
En Houston, las alumnas de la IBERO Puebla constataron las dificultades que atraviesan diferentes grupos sociales para acceder a alimentos. Una de sus primeras actividades de voluntariado consistió en la distribución de materias primas en zonas marginadas a manera de trueque. “En Estados Unidos, el problema de desperdicio de alimentos es impresionante”, comprobó una joven.
En su regreso a suelo mexicano y acompañadas por sus pares de St. Thomas, el grupo participó en actividades agrícolas en la sierra norte de Puebla. También realizó una visita a Casita de Barro, proyecto integral de vida sustentable ubicado en Tecuanipan.
Fue a través de estas experiencias de reflexión y acción que las y los jóvenes se empaparon del lado político de la alimentación: la seguridad de que todas las personas tengan acceso a comidas nutritivas y de calidad, y la soberanía necesaria para que tanto la producción como el consumo ocurran de manera independiente a las grandes empresas. De estas premisas parten las cuatro propuestas de acción del alumnado binacional.
Modelos de incidencia
Los 18 jóvenes se dividieron en equipos multidisciplinares e interculturales con estudiantes de disciplinas como nutrición, negocios internacionales, ingenierías y diseño. El primer grupo piloteó un sistema de trueque de alimentos como respuesta a los altos índices de desperdicio de comestibles: hasta el 17% de toda la comida en el mundo acaba en los basureros.
Su ejercicio, aplicado en la IBERO Puebla, propició un intercambio no solo en especie, sino de acervos culturales como recetas de cocina y estrategias para huertos urbanos. “Fue un evento muy bonito; se hizo mucha comunidad. Incluso recibimos algunas donaciones”, celebró una de las alumnas. Aquella tarde, la comida se pagó con más comida, ropa e incluso un recital de canto.
Un segundo equipo se enfocó en el desplazamiento que han vivido las comunidades kickapoos, tribus originarias de Indiana y que han sido empujadas hasta zonas del norte de Coahuila como producto de la globalización. En consecuencia, muchas tradiciones y hábitos relacionados con la alimentación se han visto trastocados.
Así, los estudiantes proponen lo que denominan una “Mesa de saberes y sabores” constituida como un diálogo intergeneracional e intercultural con la intención de romper con prácticas hegemónicas. En su lugar, se aspira a recuperar la economía solidaria y los cuidados de la casa común como ejes de la vida en comunidad.
Con enfoque en la niñez de Puebla, el tercer proyecto consiste en una guía de curso de verano para inculcar la seguridad y soberanía alimentaria a infancias en edad preescolar a través de 45 actividades lúdicas. El entregable, en proceso de ser evaluado por expertos, está pensado para beneficiar a niños, de los más de 558,000 hogares en Puebla, que no tienen acceso a una alimentación sana.
Finalmente, un cuarto equipo ideó la conformación de la cooperativa De raíz. La propuesta busca que la adquisición de alimentos saludables al mayoreo derive en una reducción de precios para los cooperativistas y estimule la producción local. “Buscamos sacar los alimentos de la lógica de mercado. No perseguir solo la viabilidad económica, sino la social”. relató la alumna de IBERO Puebla.
Alianzas estratégicas
Iniciativas como La fuerza de 100,000 en las Américas han cambiado la forma en que las naciones se entienden entre sí con ánimos de amistad. En palabras de Silvio González, ministro consejero de diplomacia pública de la embajada de EE. UU. en México: “Uno de los elementos clave de nuestro embajador ha sido impulsar a más estudiantes entre ambos países”.
Desde las oficinas de la Universidad Jesuita se valora la resiliencia de estudiantes y profesores, pues el proceso de internacionalización inició de manera virtual y se concretó con los viajes de ida y vuelta en días recientes. “Este tipo de espacios nos dan esperanza de que estamos a tiempo de construir una sociedad más justa y plural”, aseguró Alfredo Castillo, director general del Medio Universitario.
El fondo de innovación La fuerza de 100,000 en las Américas es una iniciativa que busca estimular la educación cooperativa y la competitividad profesional en todo el continente. La IBERO Puebla se convierte en la tercera universidad jesuita de México en ser beneficiario de este programa.