El anuncio de Google de no eliminar las cookies de terceros en la navegación, sino buscar mecanismos para que los usuarios configuren sus buscadores para no ser rastreados, puede ser interpretado como el triunfo de la mercadotecnia sobre la privacidad de los usuarios.
En 2020 el mayor motor de búsqueda a nivel mundial dio a conocer su plan para eliminar estos fragmentos de código que los sitios web envían al navegador del visitante y permanecen allí mientras la persona visita otros sitios, pero cuatro años después cambió de parecer.
¿A qué se debe?
La explicación, sin duda, está relacionada con las inversiones multimillonarias que se hacen anualmente en mercadotecnia digital.
De acuerdo con datos de Statista, la tendencia en este renglón ha sido a la alza, desde 2017, cuando el gasto alcanzó los 243 mil millones de dólares y en 2023 cerró con 679 mil 800 millones de dólares. La estimación es que 2024 terminará con 740 mil millones de dólares.
De modo que, ya puede usted imaginar que la decisión de Google privilegia esta movilidad financiera.
A los usuarios promedio, como usted y como yo, que queramos proteger nuestra privacidad nos quedará el recurso de la configuración del navegador o utilizar el modo incógnito para proteger la dirección IP.
Pero, seamos honestos, esto no ocurrirá ya que requiere un esfuerzo adicional del usuario y, por lo tanto, la vulnerabilidad seguirá a flor de piel.
Aunque la mayoría de las cookies son perfectamente seguras, Kaspersky advierte que algunas pueden ser utilizadas por ciberdelincuentes para rastrear sin consentimiento al usuario.
En la justificación del cambio de estrategia Google sostiene que para que algunos de los beneficios de acceso gratuito a internet y a una amplia gama de contenido permanezcan es necesario que se mantenga “un ecosistema vibrante de editores que conecte a las empresas con los clientes”.
Pese a que las acciones iniciales para desaparecer gradualmente las cookies se dieron por recomendaciones de autoridades de la Unión Europea para privilegiar la privacidad de los usuarios, parece que el poder de los consorcios publicitarios tuvo más fuerza.