Dos temas espinosos se atraviesan en la agenda de la sucesión gubernamental que está en puerta.
El primero tiene que ver con la promesa que se les hizo previo al arranque de la campaña, al gremio del transporte público en Puebla, de que, una vez transcurrido el proceso electoral, ahora sí vendría su premio, el incremento a la tarifa del transporte público, el cual buscan los permisionarios se eleve de 8.50 a 12 pesos.
Los transportistas jugaron un rol muy importante en la campaña y el día de la votación, para las movilizaciones llevadas a cabo por Morena y sus aliados del Verde y el PT.
Coordinados por un consumado “mapache” como lo es el titular del área, Omar Álvarez Arronte, amigo y compadre de Mario Rincón, operador del equipo de Armenta, el transporte público en Puebla cumplió con creces, pero ha llegado su momento de cobrar la factura.
Otro personaje que también operó por el lado de Armenta es Rómulo Arredondo, quien ya fue titular de esta área y conoce el teje y maneje de esta dependencia.
A los transportistas no les falta razón en reclamar su parte del botín, todo ha subido en los últimos meses, pese a que el gobierno de López, tenga otros datos.
Sin embargo, ellos tampoco han cumplido con sus promesas de modernizar sus unidades, pese a que la ley prohíbe la circulación de unidades con más de 10 años de antigüedad.
Las presiones por parte de los grupos de transportistas van a ir en aumento, en los meses de agosto y septiembre, ya que los salarios mínimos han aumentado, no así la tarifa de sus servicios y buscan la coyuntura del regreso a clases para apretar al gobierno y a la sociedad.
El tema no es nada sencillo y entra en medio del cambio de poderes en Puebla., el cual arranca el 15 de septiembre en el Congreso local, sigue el 15 de octubre con la llegada de las nuevas administraciones municipales y culmina con la toma de posesión del nuevo gobernador el 14 de diciembre.
La decisión sin duda, la deberán de tomar el actual gobernador, Sergio Salomón, como también el electo, Alejandro Armenta Mier, ya que reitero, no es una decisión fácil y es completamente antipopular.
Los transportistas piden un incremento a 12 pesos, quizá el gobierno les autorice, 10 o 10.50 bajo el pretexto de que Puebla es una de las entidades, según dicen ellos, en donde este servicio, es de los más baratos que existen en el país.
La gran pregunta es ¿Quién va a absorber el costo político de esta impopular medida?
Tradicionalmente es el gobernador en turno, el que ya se va, el que termina por aprobar esta impopular medida, para que quien llegue, esté limpio de toda culpa ante la ciudadanía, ¿estará dispuesto Sergio Salomón a asumir este rol?
La única excepción al caso cabe recordar fue Tony Gali Fayad, quien en el 2018 se negó a aprobar el incremento a la tarifa del transporte público, como se lo ordenó Rafael Moreno Valle, situación que terminó por fracturar la relación entre ambos personajes.
Vamos a ver qué es lo que ocurre en torno a este tema, cuando comiencen las presiones de los grupos de transportistas, quienes también están inconformes con la puesta en marcha de la ruta 4, el cual correrá sobre el periférico de la ciudad.
El encuentro Armenta-Eduardo. Como dos políticos profesionales que son, el gobernador electo de Puebla, Alejandro Armenta y quien fuera su adversario, el ex alcalde capitalino, Eduardo Rivera, se reunieron en privado para platicar.
Cabe señalar que, en comparación a otras campañas políticas vividas en Puebla, la lucha entre Armenta y Rivera, fue por si decirlo cordial y salvo lo acontecido en el debate en donde intercambiaron algunas descalificaciones, el resto de la campaña se desarrolló lejos de la polarización nacional.
Armenta ya había platicado vía telefónica con Rivera, el mismo día de su victoria, el 2 de junio, en donde tuvieron una breve charla y Eduardo lo felicitó por el triunfo.
La despenalización del aborto. Puebla se convirtió por fin, en la entidad número 14 en despenalizar la interrupción del embarazo hasta la semana número 12.
De esta manera la legislatura local cumple con lo aprobado ya con antelación, como lo comenté en mi pasada entrega, con lo aprobado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para no criminalizar a las mujeres que deciden de manera libre interrumpir su embarazo y para que lo puedan hacer en condiciones de salubridad.
Siendo objetivos estos diputados sólo siguieron la línea que les marcaron, tanto cuando les dijeron que no, como también ahora que les dijeron que sí, nadie en su sano juicio les cree que actuaron por congruencia o en libertad con su pensamiento.
La 4T mandó un mensaje a la iglesia católica de México desde Puebla, en el sentido de que una de las entidades, supuestamente más conservadoras del país, ahora ha despenalizado la interrupción del embarazo, es decir, presumir que Puebla ha dejado de ser conservadora. No se engañen.
Una vez votado, muchos de ellos, de los que votaron a favor de despenalizar la interrupción del embarazo, los vamos a ver yendo los domingos a misa en familia, santiguándose al pasar por una iglesia y lo peor, en campaña presumiendo sus fotos y encuentros con el arzobispo, Víctor Sánchez o sus encuentros con el papa, al cual le llevan como presente una imagen de la virgen de Guadalupe. Al tiempo.
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