Apuntes y Notas
David Meléndez
@dav_ms6
La ola de la Cuarta Transformación que se vivió en las votaciones del 2 de junio no solamente puso en jacque al PAN y al PRI al perder numerosos espacios de elección popular, sino también al implicar la desaparición de uno sus aliados, el Partido de la Revolución Democrática y generando un llamado de atención para ellos.
El PRD fue incapaz de alcanzar el tres por ciento de los votos en los comicios electorales que se llevaron a cabo en días pasados, por lo que de acuerdo a la ley, debe enfrentar un proceso de extinción.
Ante dicha situación, desde su dirigencia local se ha señalado que se acudirá a las instancias correspondientes para intentar salvar su registro y con ello mantener con vida, al menos en Puebla, ya que a nivel nacional enfrentan la misma situación.
Sin embargo, la situación que enfrenta el PRD debe de tomarse como un llamado de atención para sus aliados, si bien el PAN logró un alto número de votos a su favor, el PRI se encuentra tambaleando, al combinarse la salida de perfiles importantes y la falta de liderazgos en el instituto político.
El tricolor ya no es aquel partido todopoderoso que dominó la política mexicana durante el siglo pasado y a principios de este, los escándalos y actos de corrupción que han enfrentado las autoridades emanadas de él han provocado que poco a poco vaya perdiendo simpatías entre la sociedad.
Es por ello que requiere urgentemente una reestructuración interna que le permita fortalecerse para mantener buenos niveles de votación a su favor y al mismo tiempo ser capaz de pelear nuevamente por sí solo los principales cargos de elección popular.
Tal vez sea necesaria una refundación, la cuál ya vivió en 1946, cuando pasó de ser el Partido Nacional Revolucionario al PRI que conocemos hoy en día, logrando darle una vida larga al instituto político.
La primera prueba que tendrá el tricolor serán las elecciones del 2027, en las cuales se renovarán las diputaciones federales, locales y los 217 gobiernos municipales que hay en Puebla.
En caso de que las cosas sigan como hasta ahora, el Revolucionario Institucional parece estar condenado a tener el mismo destino que enfrenta el PRD: una pelea por la salvación de su registro, de ahí la importancia de renovarse o desaparecer.