Violeta Becerril, de Morena, entre caciques y criminales

Aquiles Montaño Brito

Violeta Becerril Fragoso, candidata de Morena a la presidencia de Ocoyucan, tiene un doble juego para el domingo 2 de junio: o revienta la elección o la “gana” con la compra masiva de votos. Porque Morena se lame los bigotes imaginándose el presupuesto del municipio, así como los negocios y la ‘plusvalía’ de “Lomas de Angelópolis”. Por eso el líder nacional de Morena, Mario Delgado, investigado por criminal y huachicolero en Estados Unidos, vino a pedir el voto para Violeta a finales de abril. Morena ha desplegado una dura campaña de calumnias para desprestigiar a nuestra organización que, según dice Violeta, “desde hace 33 años gobierna Ocoyucan”; pero no conoce la historia política del municipio.
​Violeta es un fraude y nunca ha hecho nada ni trabajado en Ocoyucan. El 20 de mayo, en una entrevista con Clemente Gómez, de Acento 21, afirmó: “he tenido una experiencia laboral en el municipio de Puebla, de Cholula y mi último trabajo fue en el ayuntamiento de Atlixco”. En efecto, Violeta fue directora de Prevención del Delito y Atención a Víctimas del Gobierno de la capital, encabezado por Claudia Rivera del 2018 al 2021, con un paso catastrófico. Y después de eso fue candidata a regidora por Morena para el periodo 2021 a 2024… pero perdieron. Con respecto a eso, los expertos del Instituto Estatal Electoral deberán analizar que para poder ser candidato a regidor en la capital de Puebla es necesario vivir en la capital y tener acta de residencia de allí. Y para ser candidato a presidente de cualquier municipio, son necesarios cinco años de residencia en el municipio y poder comprobarlos ante la ley. Si esto es así, a Violeta Becerril no le dan las cuentas y su candidatura se tambalea. ¿O no?
​Pero sigamos. Violeta es hija de Enedino Becerril, candidato a presidente municipal para Ocoyucan en las elecciones de 2013, bajo las siglas de la alianza “Construyendo el futuro”, encabezada por el PAN, el PRD, el PANAL y Compromiso por Puebla en los primeros tiempos del ‘morenovallismo’. Son una familia que muchos años militó en el PRD, que después se la jugaron con el “morenovallismo panista” y que, cuando les convino, se convirtieron al morenismo, porque olieron sus ansias de dinero y poder podrían ser realidad. Son unos chapulines de la política. Pero Enedino Becerril cometió el error de insultar a las mujeres de Ocoyucan y en un mitin les dijo: “Las mujeres de Ocoyucan no se bañan y no se peinan. Y si ganó la elección les voy a comprar peine para todas”. A nadie le gustó. Y perdió la elección. Solo ese recuerdo quedó del apellido de Enedino. Y, como sabe, es difícil borrar un mal recuerdo en un pueblo.
​Pero ante el fracaso de su padre, Violeta Becerril hizo su trabajo: se hizo aliada de la familia morenista de Claudia Rivera y se casó con Pablo ‘El Gordo’ Salazar Vicentello, un morenista jalisciense acusado según la prensa de varios crímenes. Transcribo algunas notas. “Ratificaron a Pablo Salazar como candidato [a diputado] porque planeó asesinarme: Barbosa”, tituló La Jornada de Oriente el 12 de mayo de 2021. Y dice en el texto: “<>. El titular del Poder Ejecutivo recordó cuando Pablo Salazar fue exhibido en una trama de la que participó la panista Violeta Lagunes, en la que se hablaba de asesinar al entonces candidato, Luis Miguel Barbosa”. Un reportaje de ContraRéplica, escrito por Osvaldo Valencia, del 24 de mayo de 2021, dice que el esposo de Violeta Becerril “fue descubierto como el tipo del ‘morenovallismo’ que pasaba información (de Morena) a la candidata” del PAN, Martha Érika Alonso Hidalgo. Y adelante, el reportaje asegura que al esposo de Violeta Becerril le comprobaron “vínculos con José Christian, El Grillo, exrey del narcomenudeo en la capital”, que hacía base en el Mercado Morelos y que hace un año murió; pero El Grillo fue noticia el 20 de mayo porque varios malandros fueron a balacear la que fue su casa en la capital y a dejarle dos cabezas humanas. Otro texto de ContraRéplica, pero del 25 de mayo de 2021, asegura: “Además de coexistir con reyes narcomenudistas (…), desde 2018 Pablo Salazar arrastra las acusaciones en su contra por la presunta venta de candidaturas y cobro de cuotas para la supuesta elaboración de encuestas para definir candidatos en el estado. (…) Fue señalado por pedir alrededor de 50 mil pesos a los precandidatos de Morena para obtener la postulación a la presidencia municipal y diputación local”. Dice el dicho: “dime con quien andas y te diré quién eres”, ¿o no, Violeta?
​Ante la falta de simpatías de su candidata en Ocoyucan, Morena impulsó una campaña de calumnias contra Antorcha. El 3 de mayo, en una nota de Diario Cambio, la candidata afirmó que “desde hace 30 días hemos sido víctimas de acoso, persecución de patrullas, de mensajes de intimidación y de amenazas” de Antorcha. Y yo le pregunto: ¿y las pruebas? La misma cantaleta repite cada que puede. Y preguntamos: ¿y las pruebas? ¡Pues no hay pruebas! La señora es abogada, pero no sabe que una acusación sin pruebas carece de valor. Tratando de victimizarse le miente, una y otra vez, a la ciudadanía. Y la duda es: ¿Ocoyucan quiere a una mentirosa como su alcaldesa?
​La verdad es que a Violeta nadie la sigue, nadie la corretea, nadie la amenaza y nadie le hace caso: Ni los antorchistas… ¡ni los morenistas! Y eso es de lo peor. El domingo 21 de abril, cuando Mario Delgado visitó Ocoyucan, los morenistas tuvieron que llevar gente de otros municipios para llenar las sillas. La columna “El palacio de las intrigas” de Intolerancia Diario, del 23 de abril, lo relató así: “A Violeta Becerril Fragoso le fue muy mal con la reciente visita de Alejandro Armenta y Mario Delgado a Santa Clara Ocoyucan. Y es que la candidata de Morena no pudo convocar la gente suficiente y tuvieron que ser los integrantes del candidato a gobernador quienes llenaran los huecos [con gente de Santa Isabel Cholula, Atlixco y la Capital]. Todo porque la candidata, dicen los que saben, anda ya hasta en un tercer lugar de las preferencias”.
​Finalmente, hace unos días nos acusaron de “secuestrar el Consejo Municipal Electoral de Ocoyucan”, porque ella asegura que la mayoría de los consejeros son “antorchistas”, lo cual no prueba en absoluto. Pero Violeta debería saber que los consejeros y los CAES son gente que fue contratada por el Instituto Estatal Electoral y que el procedimiento es sencillo: la gente va, pide el trabajo, el instituto los registra, les hace examen, los evalúa desde diversas formas y, si el instituto así lo cree conveniente, entonces los contrata. ¿Y si son antorchistas, feministas, sindicalistas, creyentes, ateos, panistas o morenistas? Eso nada tiene que ver, porque lo importante es que sepan hacer el trabajo. ¿Hay gente en Ocoyucan con cero ideales y creencias, como los quiere Violeta? ¡Pues no, no hay! Y su hermana, una morenista rabiosa, que hizo su tesis de maestría contra el Movimiento Antorchista, es representante de partido en ese Consejo Electoral de Ocoyucan “secuestrado”. Esa hermana de Violeta, nos dicen, “trata a los consejeros con ínfulas de superioridad, los menosprecia, los maltrata, les dice ignorantes e incompetentes, olvidando que son ciudadanos con tantos derechos como ella”. Así maltrata a los ocoyuquenses. Y pregunto: ¿esa gente debe estar en el gobierno municipal? Además, hace unos días Violeta leyó en un video publicado en redes sociales los nombres de los consejeros “antorchistas”, para desatar la ira del morenismo delincuencial. Por lo tanto, si algún consejero sufre un ataque, de cualquier tipo, el Movimiento Antorchista denunciará, como autora intelectual, a María Violeta Becerril Fragoso. Y exigiremos cárcel.
​Es evidente que Violeta y Morena no están en las preferencias electorales y saben que, si se atienen al juego limpio, perderán estrepitosamente; por eso generan un ambiente de tensión y se inventan problemas y amenazas inexistentes. Alto a las calumnias y alto a las mentiras. Exigimos elecciones que beneficien a los pobladores de Ocoyucan.

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