Manuel Gómez Morin
“El cinismo desde el Poder”
Por: Rafael Micalco
La llamada Cuatro T alcanza un grado de cinismo que sorprende y preocupa, entre lo que hacen y lo que dicen diversos actores políticos emanados de esta coalición electoral es aberrante, sin embargo, de eso llenan los espacios de comunicación social gubernamentales.
Y es que en su afán de buscar permanentemente la simpatía electoral buscan la coincidencia discursiva con el electorado olvidando que ahora son ellos quienes deben cumplirle a la sociedad.
Así es como vemos que rayan en el cinismo cuando hacen suyos los reclamos a los gobiernos, cuando hablan de los problemas de la sociedad y las carencias de la población, gobernantes, legisladores, líderes de su partido y sus partidos aliados hacen análisis de la situación del país, cuando pretenden olvidar que son ellos son los que tienen la responsabilidad de solucionarlos.
Lo mismo en temas de gobierno y en legislativos, hacen discursos sobre las problemáticas sociales no atendidas por su mayoría dejando clara su incapacidad de darles cause. Incluso llega a suceder con pendientes que emanan de sus propios postulados progresistas.
El viejo discurso del nuevo gobierno, es lo de ellos, culpar al pasado de su propia ineficiencia para resolver el presente, esto es recurrente cuando se les pide resultados. Pero el asombro rebasa a la preocupación cuando somos testigos de cosas como lo sucedido el viernes pasado. En Sonora, un grupo de periodistas que se dirigían a un evento con el presidente fueron interceptados en el camino por un retén del crimen organizado, y llamó más la atención, la respuesta de quien es el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, al justificar y minimizar el hecho, incluso, reprochó que eso sobresaliera a su gira por el estado del norte.
Desde los micrófonos gubernamentales escuchamos todos los días diatriba: si los fifís, si la mafia del poder etc., y aquí en Puebla: si el yunque, si los yupis, si los empresarios, si los anteriores gobiernos son los culpables. Lejos estamos de un Gobierno que haga valer el Estado de Derecho, que asuma sus yerros, proponga soluciones y las aplique. La seguridad pública no puede estar llena de discursos vacíos, no podemos dejar que ésta se encuentre en manos de los delincuentes, mientras el presidente intenta sin lograrlo, normalizar los retenes del narcotráfico. Quizá el discurso opositor en boca de los opositores no ha perneado lo suficiente y se escucha para algunos, débil, quizá la oposición no está organizada, aún, pero lo que sí hoy podemos asegurar, es que el discurso opositor en boca de quienes ostentan el poder es: cinismo y de eso, la ciudadanía se va dando cuenta.
Del proceso electoral que viene el próximo domingo, debemos advertir que la oposición seguirá creciendo, y esperamos no exista una correlación entre este preocupante discurso de normalización de la inseguridad en manos del crimen organizado, con las prácticas anti democráticas que seguramente veremos en favor de su partido.
El discurso es fuerte y consistente, pero es solo eso: discurso. La realidad está alcanzando las ineficiencias de los gobiernos de la cuarta transformación y su ineptitud.
Nos acercamos cada vez más al relevo de gobiernos federal y local, el tiempo para dar respuesta a las y los ciudadanos se acaba y sólo encontramos por parte del gobierno discursos huecos, sin resultados. El 2024, será el momento en que la ciudadanía evalúe cuidadosamente el actuar congruente de quiénes a través de promesas llegaron al poder para convertirse en una versión aún peor, de lo que juraron serían distinto.
Ahí estarán a la vista los excesos, ahí está el uso excesivo de poder, ahí están los problemas de siempre pero hoy, mucho más graves, ahí están las promesas incumplidas, ahí está un discurso que sólo satisface convenientemente a sus seguidores, y será ahí cuando su cinismo les “pasará factura”.
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