En las últimas semanas, las decisiones y el acomodo político que vivimos en Puebla ha sido tema de discusión motivado por la inclusión de personas a un proyecto político que no comparten, como tampoco los ideales de un partido, y que privilegian beneficios personales.
Con tal situación Morena corre el riesgo de perder su credibilidad y legitimidad ante los votantes y la sociedad en general. Esto nos puede llevar a una pérdida de apoyo y confianza en el partido, lo que a su vez podría afectar nuestra capacidad para obtener votos en futuras elecciones.
Tales decisiones tendrían efectos negativos que debilitarían nuestra cohesión y rendimiento, empeorando si estas personas llegan a ocupar puestos de representación popular o de poder dentro del partido, pues podrían influir en la toma de decisiones y en la dirección del partido, desviándolo de sus principios y propósitos originales.
Inevitablemente nos llevaría a la pérdida de identidad.
No es una visión catastrofista a futuro la que se expone, estoy describiendo con honestidad las consecuencias que estas decisiones pueden traer a nuestro movimiento en Puebla.
Caso contrario ocurre en la cuna de las izquierdas del país, ya que en Ciudad de México recientemente se dieron a conocer los resultados de las encuestas que se apuntalan a representar a tres importantes zonas de la capital.
Tal es el caso de Gabriela Osorio Hernández, la compañera que tendrá a bien representar a las familias de Tlalpan, y quien ha sido una activista, militante y miembro fundadora del Movimiento Regeneración Nacional.
Gaby Osorio se ha establecido como una figura prominente dentro de esta organización política, destacando también como vocera del Grupo Parlamentario de Morena en el Congreso de CDMX y siendo partícipe en su fundación.
Por las familias de Azcapotzalco, nuestra compañera Nancy Núñez será la encargada de representar los esfuerzos de coordinación de la transformación. Nancy ha contribuido en diversas comisiones importantes dentro de la administración pública. Su trabajo en las comisiones de Planeación del Desarrollo, Transparencia y Combate a la Corrupción, Derechos Humanos, Igualdad de Género y Participación Ciudadana, entre otras, retrata el compromiso y experiencia con los principios de nuestro movimiento.
Estos perfiles son benéficos para nuestro país. De eso se trata la regeneración política y social que buscamos, soy testigo de que mis compañeras tienen un conocimiento profundo de los ideales, valores y principios del partido, lo que les permite representar genuinamente a la base social y mantener la coherencia ideológica.
Además, al haber contribuido al crecimiento del partido, como fundadoras, es altamente probable que tengan una conexión sólida con la gente, abonando a un ambiente de confianza y colaboración entre sus miembros.
La dirigencia de Morena en la Ciudad de México da una dolorosa lección de compromiso con la estabilidad y la fidelidad a los principios originarios del partido, apostando por la gente, la confianza y la lealtad hacia el mismo pueblo.
***Memoria de regeneración***
Una de las grandes victorias que ha tenido el pueblo mexicano, además de conseguir la alternancia política, es el poder presenciar el final del Partido Revolucionario Institucional, y el declive prolongado del Partido Acción Nacional.
Puebla es muestra de esta gran hazaña popular, en que, actualmente, el Congreso del Estado se encuentra prácticamente sin algún representante del PRI, una desbandada total de sus principales representantes y liderazgos.
Después de años de haber podrido una institución que históricamente acuñó el desarrollo del país, las personas que representaron el más agudo cáncer en ese partido se avientan por la borda.
Ya no les interesa cómo son vistos socialmente con tan cobarde y demeritorio acto, pues en sus actuales dirigencias nacionales les han mostrado que el único camino que les quedes el de autonombrarse y repartirse cupularmente los puestos de elección popular que les quedan.
Estoy seguro que en los libros de historia, este pasaje en el que Morena se convierte en la verdadera esperanza del país, y el color guinda predomina en el territorio nacional, aún está a la espera de cómo reaccionamos ante el reto que ello representa.
No podemos decirnos sorprendidos por la famosa temporada de chapulines, menos podemos excusarnos de no saber qué implicaciones hay al aceptar a los mismos perfiles que terminaron con la tranquilidad de todo un país, que secuestraron los espacios de toma de decisiones, y que nos condenaron al capricho económico de una cúpula que se sintió intocable.
No esperemos resultados diferentes si continuamos aceptando perfiles sólo por ganar. De esa ambición, nacerá un cáncer que descompondrá lo que tanto tiempo nos llevó construir.