El lunes 11 de diciembre la sociedad mexicana se vio sorprendida con la portada que presentó una revista semanal, poco conocida, que tuvo la temeraria decisión de hacer una suerte (de forma condescendiente) de cartón, en el que hace una parodia de la silueta de nuestra compañera Claudia Sheinbaum con una tira de cinco banderas con la esvástica Nazi.
La publicación provocó de inmediato el rechazo unísono de la población del país, incluyendo a quienes abiertamente se han pronunciado en contra de la ideología de este gobierno.
Lo peor no sólo es el hecho de haber usado indiscriminadamente el símbolo fascista, sino que además, la directora de la revista, Beatriz Pagés acusó a quienes se sintieron ofendidos por el uso de la mencionada simbología por realizar una campaña en contra de la revista.
Entre sus argumentos Pagés destacó que lo único que buscaban era advertir de un peligro – que sólo ven ellos – que representa la continuidad de un proyecto de Transformación.
Pero como su ideología les permite recurrir a lo más bajo como la calumnia o el engaño, sintió apropiado darle la portada a la insignia de un movimiento de ultra derecha que dio pie a la Segunda Guerra Mundial, que buscaba conquistar territorios para expandir su doctrina con base en engaños y en el exterminio de aquellos que tuvieran un credo, etnia, orientación sexual, o ideología política comunista o de izquierda.
Todo ello, en su mente, es lo que representa la Cuarta Transformación. Porque eso es lo que intentaron advertir. El peligro que significa la continuidad del Proyecto Transformador que encabezaría la doctora Claudia Sheinbaum.
La mentira. El Nazismo de Hitler fue una corriente de ultra derecha, caracterizada por la violencia desmedida, la censura y el odio a lo diferente.
Nuestro movimiento es de izquierda, privilegia a los que más necesitan, pero no segrega ni castiga a los opulentos (cuando sus riquezas fueron o son bien habidas), dentro de las máximas del Movimiento de Regeneración Nacional está la vía pacífica, la no violencia y el no caer en la mínima provocación.
La libertad de expresión está garantizada para todas y todos, y para muestra está la difusión de la portada de la revista ¡Siempre!, y de muchas otras que son insultantes, faltan a la verdad o calumnian sin más, pero no se debe evadir, de ninguna manera de la responsabilidad de lo que se escribe, se dice o se hace.
El verdadero odio. Una vez superado el shock del uso de la esvástica, nos encontramos con un mensaje lleno de odio que permite su asomo fácilmente en cualquier parte de los párrafos escritos.
No es una exageración y tampoco es que se tenga la piel delgada, simplemente basta con leer algunas líneas para darse cuenta:
“La escuálida y anti carismática exjefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ahora es presentada como estadista.”
“Sheinbaum es una hiena con piel de oveja.”
“Quienes conocen a Claudia tienen bien medida su estatura. Siempre ha dependido en lo político de un hombre. Antes de su esposo Carlos Imaz, luego de López Obrador.”
“En Morena ya se dieron cuenta que sus miserables 16 o 20 millones de votos duros no les sirven para nada.”
Valga redundar, estas ideas misóginas, intolerantes y llenas de odio son el contenido de la particular portada. De ello se complementa, de la idea de algo. Sin datos duros, haciendo alusiones sin ningún sentido.
Así, una vez más, me congratula seguir sosteniendo que el miedo del PRIAN por no conseguir la restauración de un sistema de privilegios, la implementación de justicia social, y la aplicación de la ley a funcionarios corruptos y con riquezas con base en los dineros públicos, es directamente proporcional a su pérdida de compostura y, como dicen los jóvenes, a su noción distorsionada de la realidad.
***Memoria de regeneración***
La libertad de expresión no debe ser un escudo para los cobardes que se esconden tras de ella al lanzar indiscutibles mensajes de odio, y no sólo es una idea, sino que se concreto judicialmente en el caso que expondré brevemente en nuestro país.
En octubre de 2019, por primera vez, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, resolvió el amparo directo en revisión 4865/2018, en el cual un hombre con un tatuaje de una esvástica fue despedido de su empleo por la misma, pues causó incomodidad a sus compañeros de trabajo y al no taparlo, se hizo efectiva su salida.
Resumidamente, después de un análisis complejo entre libertad de expresión y el rechazo que la comunidad internacional ha expresado en contra de las manifestaciones y actos de odio, la Corte ratificó y avaló el despido, puesto que la configuración de mensajes de odio se puede sintetizar en símbolos como lo es la esvástica, por lo que era entendible y procedente la separación del trabajador.