Jorge Barrientos
Sin importar las inclemencias del tiempo, el frío o la lluvia, peregrinos guadalupanos acuden a visitar a la Virgen de Guadalupe, en el templo del Tepeyac, ya sea caminando, en bicicleta, o en relevos, no paran hasta postrarse ante la morenita del Tepeyac.
En entrevista, platicamos con Alberto Feliciano Malcos, originario de San Pablo del Monte Tlaxcala, comento que salieron de su lugar de origen hasta llegar a Xoxtla, alrededor de la 10 de la mañana, para posteriormente dirigirse a Santa Rita Tlahuapan llegando a las 10 u 11 de la noche, para salir a la 1 de la mañana, con destino a Río Frío, y luego dirigirse a Llano Grande, para llegar a comer a Ixtapaluca.
Sin importar el cansancio, Alberto Feliciano comentó desde hace 34 años, ha acompañado a esta peregrinación en la cual, año con años se suman más fieles, en esta ocasión van más de 100 personas, quienes continúan con su recorrido, pasando por Chimalhuacán, para pasar por Aeropuerto, para salir con destino a la Basílica de Guadalupe.
Cabe hacer mención que, el Gobierno de la CDMX, ha desplegado un operativo con más de 300 vehículos oficiales, a fin de salvaguardar a los caminantes.
Incluso, las autoridades capitalinas estiman que se espera la llegada de más de 11 millones de peregrinos, quienes visitarán la Basílica, siendo el mayor número de feligreses que se espera, implementando el programa «Bienvenido, Peregrino, donde participan más de 22 mil servidores públicos.
La admiración a la Virgen se remonta a siglos de historias, por ejemplo, en un artículo publicado en la revista «Relatos e Historias de México» se cuenta cómo desde la época prehispánica los pueblos originarios acudían a adorar a Tonatzin, que en náhuatl significa nuestra madre venerada.