“Acción Nacional se propone no el asalto al poder, sino la estructuración firme y eficaz de la opinión nacional, apoyada en una clara y operante conciencia del deber político, que es el deber que todos tenemos, por el simple hecho de formar parte de una comunidad civil, de trabajar constante y esforzadamente porque imperen en la vida común las normas superiores de convivencia, para hacer que la Nación viva con dignidad, con decoro, con seguridad, en un ambiente de justicia y de ordenada libertad.”
Miguel Estrada Iturbide
Por Rafael Micalco
Polemizar sobre el tema de la seguridad en Puebla nos aleja de dar soluciones reales. Las autoridades federales, estatales y municipales, así como los grupos sociales, sociedad civil organizada y medios de información debemos comprender que no es buscando culpables como se da respuesta a la inseguridad, sino entrar a un diálogo constructivo y colectivo es como se darán las mejores soluciones.
En los últimos días, es cierto, se ha notado un incremento en los actos delictivos en la capital y en muchos otros municipios de todo el estado, que debido a la gran exposición mediática generan mayor interés, porque nos enteramos de manera inmediata y a veces, sin filtros que cuiden el sentir de las víctimas, presentando una realidad aún más cruda.
Adicional a esto, la tentación propia del tiempo electoral, en la que fácilmente se buscan puntos de comparación y polarización, tanto por parte de actores políticos, medios y gobiernos puede provocar perder el enfoque de solución y anteponer uno, de culpa. Para ello, es necesario tener el cuidado de tomarlo en la perspectiva correcta de las soluciones en la búsqueda de la tranquilidad de las familias poblanas.
He sostenido que la seguridad es un tema que debiera de evitar la polarización política o la polarización electoral ya que, por igual, todos los niveles de gobierno son responsables y todos, tiene algo que hacer al respecto.
Todos, incluso los legisladores, tenemos que abonar y dar solución a la gravedad y las consecuencias delicadas que deja a su paso la delincuencia. La mayoría legislativa debe mostrar sensibilidad ante la insistencia de la oposición para destinar presupuesto suficiente a los niveles de poder ejecutivo para accionar planes y políticas en favor de la seguridad, y éstos, debe buscar junto con los expertos y la sociedad, implantar las mejores y más acertadas estrategias para atender el problema, desde las causas, pero también detener de manera inmediata los actos que ponen en riesgo o lamentablemente terminan con la vida de cualquier persona como consecuencia.
Por su parte, el poder judicial debe ser eficiente en sus procesos y evitar la llamada puerta giratoria de los criminales, motivando así, que la sociedad civil fomente la cultura de la denuncia y las medidas de autoprotección; pues no se trata de vivir con miedo, pero sí con precaución.
Buscar culpables es la forma más clara de evitar dar soluciones. El origen de la delincuencia proviene de un abanico extenso de factores -que van desde la situación económica, hasta la cultura del odio- será indispensable analizar las causas específicas y atenderlas, así como es necesario frenar de inmediato la incidencia.
Es por eso que, como diputado local tengo interés en que las autoridades municipales como primeros respondientes asuman un papel cabal en la atención a las víctimas del delito; en la inhibición; así como que el gobierno estatal asuma una responsabilidad coordinada y subsidiaria hacia los municipios; el poder judicial, por su parte, cuente con las herramientas jurídicas para sentenciar a los culpables y un marco legal que inhiba la delincuencia con sanciones más severas.
De la politización nadie gana y todos perdemos la tranquilidad en las calles, hogares y patrimonio, por ello es indispensable que los que tenemos acceso a la opinión pública mesuremos el discurso y lo enfoquemos en la búsqueda de soluciones; de cooperación y de unión de fuerzas frente al enemigo común, que es la delincuencia.
En Acción Nacional nos hemos caracterizado por priorizar la propuesta, siendo gobiernos hemos puesto en marcha políticas públicas y estrategias que han enfrentado a la delincuencia de manera eficiente, otras, para disminuir la brecha que existe entre el policía y el ciudadano; hemos puesto en marcha la profesionalización de las y los policías e impulsado programas apoyados en la tecnología para aumentar la vigilancia.
Por ello, invito a las fuerzas políticas, niveles de gobierno y poderes del estado a construir un diálogo que concluya en mejorar las condiciones de seguridad para las y los ciudadanos, porque ante el ruido de la polarización y culpabilidad el único que se beneficia son los delincuentes.
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