El experto en mecanismos celulares y moleculares presentó recientemente lo anterior en el artículo “Improved post-stroke spontaneous recovery by astrocytic extracellular vesicles”, publicado en la revista Molecular Therapy.
El especialista del Departamento de Neuropatología Molecular recordó que el cerebro tiene una capacidad limitada de rehabilitación después de un daño, por lo que su equipo trata de comprender los mecanismos celulares y moleculares para reactivar sus funciones.
De acuerdo con la Secretaría de Salud, la también llamada Enfermedad Vascular Cerebral o accidente cerebrovascular, ocasiona en México cerca de 170 mil infartos de este tipo al año; en nueve de cada 10 casos se debe a factores modificables como el tabaquismo, presión alta, problemas cardíacos, diabetes o colesterol, por mencionar algunos.
Tovar y Romo precisó que parte de los trastornos son “reparados” de forma espontánea, lo que representa una parte importante de la recuperación neurológica.
Al ofrecer la charla “¿Cómo se re-conecta el cerebro tras un infarto cerebral?”, organizada por el IFC, el universitario detalló que su objetivo es entender el papel de los astrocitos que fueron sometidos a estrés por falta de oxígeno y encontraron que, bajo esta condición, generaran moléculas de reparación que son enviadas a las células vecinas encapsuladas en lo que se conoce como vesículas extracelulares.
“Lo que hicimos fue tratar de aislar estas vesículas extracelulares y las metimos en un cerebro de un animal de experimentación y evaluamos la evolución de su impacto; es decir, qué tan fácil se recupera este cerebro cuando administramos las vesículas de astrocitos. Encontramos que éstas facilitan la recuperación de algunas funciones, semanas después de que ocurre el infarto”, explicó Tovar y Romo.
Hoy se sabe que los astrocitos producen proteínas que facilitan este proceso de regeneración de algunas conexiones que se perdieron en el cerebro, detalló.
El ganador de la Medalla Alfonso Caso 2009 precisó que ahora su objetivo fundamental es indagar cuáles son los elementos que producen estas moléculas, pues esto permitirá desarrollar un sistema que prediga si las personas que sufren un infarto cerebral se recuperarán más fácil o no, si necesitan un protocolo más agresivo o están en el límite de su recuperación.
“Nosotros, con las vesículas extracelulares que estamos aislando de astrocitos en cerebros infartados, podríamos generar esta herramienta que es indispensable en el campo, y si podemos identificar los factores que facilitan esta reconexión en el cerebro podemos pensar en la manera de generarlos y administrarlos a pacientes en una ventana terapéutica crítica para la recuperación y, con esto, facilitar que las personas tengan un mejor pronóstico y menores secuelas después de sufrir un infarto”, acotó.