Es casi un insulto para Morena que un gobierno estatal que encabeza designe a un perfil tan conocido por su estilo represor, y por incurrir en multiples violaciones en derechos humanos, al frente de una subsecretaría de Gobernación. Una de las dependencias que debería ser más sensibles para la sociedad.
Los que venimos desde los orígenes más remotos de Morena, sabemos que durante años se ha padecido la fuerza excesiva e injustificada del poder, crecimos combatiendo la represión y luchamos por erradicarla. Ahora que se encabeza un gobierno, resulta una ofensa que se le permita a un personaje como Ardelio Vargas participar en la administración pública.
El miércoles 21 de junio, el Gobernador Sergio Céspedes anunció la sustitución de Víctor Correau Galeazzi de la Subsecretaría de Desarrollo Político, por un sujeto que causó incomodidad en diversos sectores del estado.
No fue para menos. Quien remplaza es Ardelio Vargas Fosado, funcionario que arrastra un sinnúmero de denuncias y testimonios que lo exhiben como un hombre autoritario, y con cuestionables y criticables métodos para responder ante alguna manifestación.
Resulta decepcionante que si bien desde inicios de este gobierno con Miguel Barbosa, Vargas Fosado tenía un lugar en el gabinete y en las decisiones en materia de seguridad, después tuvieron desencuentro y se retiró de la vida pública. Lo lamentable, ahora, es que volvió al círculo de la toma de decisiones.
Pero la realidad es que ningún representante popular electo desde las filas de Morena puede ni debe traicionar la confianza del pueblo que lo votó, y mucho menos atentar contra el pueblo.
Es por eso que se debe consignar que una de las denuncias más reiteradas contra este perfil es reprimir las manifestaciones de sectores como el campesino. Y de hecho, bajo su mando se hacía uso de balas de goma para poder dispersar y “aplacar” el grito justo del campo mexicano.
Muchas voces se han alzado en protesta de esta designación, a las cuales me sumo y solidarizo, pues no se debe olvidar que en 2006 cuando él fungía como jefe del Estado Mayor de la Policía Federal Preventiva, esta dependencia montó un operativo policiaco en Texcoco y San Salvador Atenco, del cual derivaron dos muertos, 207 detenidos y 26 presuntas violaciones sexuales a mujeres.
En 2014 durante el gobierno de Rafael Moreno Valle, Ardelio Vargas fungía como secretario de Seguridad Pública, fue acusado de múltiples despidos injustificados hacia elementos de la policía estatal, quienes desacataron órdenes de agredir a la población.
Además, al inicio del morenovallismo orquestó represiones contra campesinos de Chignahuapan en donde se conoció el uso de las balas de goma, y también dispersó a pobladores de Francisco Z. Mena cuando protestaban contra Pemex que vulneraba sus vidas en la Sierra Norte de Puebla.
También se debe recordar su paso al frente del Instituo Nacional de Migración durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, en donde fue el encargado de ejecutar el Plan de la Frontera Sur, que básicamente consistía en frenar, muy a su estilo, a los migrantes desde los estados de Chiapas o Tabasco para evitar que subieran hacía Estados Unidos.
Tampoco pueden pasar desapercibidas las acusaciones sobre supuestos nexos con Genaro García Luna, ni que apenas en mayo de este año, indígenas totonakús lo acusaron directamente de haber orquestado el desalojo violento realizado por el Ejército, la Guardia Nacional, elementos de la Policía Estatal y de los municipios de Pantepec, Xicotepec y Huauchinango, quienes sin orden previa, los agraviaron para que dejaran las tierras de cultivo que ocupaban y trabajaban en un rancho de Pantepec.
Ningún actor político, y menos como representantes populares, por más que la Constitución nos faculte para decidir a quién nombrar, jamás tendremos el derecho de ensuciar una lucha que le pertenece a millones de mexicanas y mexicanos, porque no sólo se exhiben ellos, sino que comprometen este movimiento.
El avance de la Cuarta Transformación marcó un antecedente cuando en la Ciudad de México fue abolido el Cuerpo de Granaderos, y hoy en Puebla presenciamos un retroceso que puede ser tildado de traición al premiar a un personaje que, en su haber, ha sido señalado por actores como Solalinde o la misma Comisión de Derechos Humanos como un desmedido en su proceder.
¡Ni un solo represor en la 4ta transformación!
*** Memoria de regeneración ***
El hoy presidente de México en su libro “Esto Soy”, narra el episodio en donde le abrieron la cabeza producto de un golpe, él lo narra así:
“Me tocó llegar a uno de esos caminos bloqueados, en el preciso momento en el que estaban frente a frente 500 militares y como mil chontales. Es un bordo o terraplén rodeado de pantano y tan angosto que literalmente no hay para dónde hacerse. Al verme la gente se alegró y me puse hasta adelante. Ingenuamente le pedí a quien comandaba el operativo que me presentara una orden judicial. Como no hubo respuesta nos pusimos a cantar el Himno Nacional y al terminar, desde los helicópteros -donde estaban los jefes del CISEN- se dio la orden de avanzar con escudos y macanas sobre nosotros.”
“A mí me tocó un garrotazo, pero salí de la refriega con la dignidad en alto, y no fue en vano: algo se logró. Después de esto el gobierno volteó a ver a las comunidades, desarrolló algunos programas de ayuda- si bien transitorios- y Zedillo no pudo modificar la Constitución para entregar la petroquímica”.
Ya como gobierno, en los últimos días del mes de septiembre del año 2019, y a pregunta expresa de la prensa, después de haber amplias convocatorias para conmemorar el 2 de octubre de 1968, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador señaló que la movilización es un derecho, por lo cual, sólo pedía a los participantes que actuaran de forma pacífica y responsable, por lo que señaló:
“Están garantizadas las libertades, el derecho de manifestación. No somos un gobierno represor. Nosotros surgimos para que nunca más se reprima al pueblo.”
El Presidente siempre ha marcado la agenda con altura moral, y por si lo habían olvidado algunos, también ha emitido postura sobre nexos de gobierno con delincuentes, como sucedió en la inauguración del Banco del Bienestar en Cajeme, Sonora, en donde declaró:
“Voy a decir algo que no les gusta, pero, a veces, se les olvida a algunos que en el gobierno nuestro no hay nadie como García Luna. Imagínense, el secretario de Seguridad Pública, del gobierno de Felipe Calderón, está en la cárcel en Estados Unidos porque protegía a una organización de la delincuencia”.
“Si los funcionarios protegen o son parte de la delincuencia, ¿cuándo se va a garantizar la paz y la tranquilidad? Nunca. Tiene que haber una frontera, una raya bien pintada: delincuencia y autoridad. Si es lo mismo la delincuencia que la autoridad, pues nunca se avanza”.
Antes de terminar esta columna. me gustaría recordarles que la Cartilla Moral expedida por la Secretaría de Educación Pública en este gobierno es una herramienta reeducativa para sociedad y gobierno. Es un eje fundamental para quienes ejercen la autoridad, y es de consulta pública. Basta con escribir en cualquier navegador: “Cartilla Moral” para que puedan acceder a la liga que los llevará al documento en PDF, o de otra forma, con gusto se las obsequio.