De entrada, Puebla venía de una mini gubernatura creada por los caprichos del entonces gobernador, Rafael Moreno Valle, de querer empalmar los tiempos políticos del país, con su ambición de ser presidente de la República y que le terminaron costándo la vida a él y a su esposa.
El factor inestabilidad golpeó muy duro a la entidad. La victoria de Martha Erika Alonso en las urnas en julio del 2018, fue el inicio de un conflicto poselectoral, que perturbó el cierre de la mini administración de un año y 8 meses de Tony Gali, hasta que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, falló el 9 de diciembre de ese mismo año a favor de Martha, quien aún así tuvo que rendir protesta como gobernadora de Puebla, casi en la clandestinidad, el 14 de diciembre.
Diez días después, la entonces gobernadora de Puebla moriría en un accidente aéreo, cuando el helicóptero Agusta en el que viajaba junto con su esposo, se desplomó causándole la muerte.
Jesús Rodríguez Almeida, quien era el secretario de Gobernación, fue designado gobernador interino, en lo que el Congreso designaba al personaje que se haría cargo del periodo de transición en lo que se convocaba a nuevas elecciones como lo marca la ley de Puebla.
Guillermo Pacheco Pulido fue designado gobernador interino para un periodo de seis meses en el que se convocaron a nuevas elecciones, mismas que se realizaron en julio de 2019, resultando ganador Miguel Barbosa, quien tomó posesión del cargo el 1 de agosto de ese mismo año.
Habían transcurrido apenas siete meses de la nueva administración, cuando el Covid-19 hizo su aparición en Puebla, dando lugar a la peor pandemia, que haya vivido la humanidad en los últimos 100 años.
El covid paralizó las actividades económicas de la entidad y también trajo consigo miles de muertes, la emergencia sanitaria se mantuvo durante todo 2020, 2021 y parte de 2022.
Cuando el programa “Que reviva Puebla” comenzaba a dar sus primeros frutos, tras la pandemia, Miguel Barbosa murió el pasado 13 de diciembre, dejando a Puebla en un marasmo que vino a romper el nuevo mandatario, quien fue designado por el Congreso de Puebla el pasado 15 de diciembre.
Sergio Salomón le ha impuesto otra dinámica al ejercicio del poder, propio de la salud de la cual goza, pero también de una visión política diametralmente opuesta a la de su antecesor, la cual se refleja en el slogan de su administración, un gobierno presente.
Esto sin duda, sumado a la nueva relación que ha establecido el nuevo mandatario, con todos los actores políticos de la entidad, se convierten en una activo para su partido político, Morena en el 2024.
El factor Casa Aguayo y Sergio Salomón, sin lugar a dudas, van a pesar en la boleta electoral del 2024, pues la administración estatal pasó de ser un pasivo a un activo político de suma trascendencia.
Y es que, sin bien es cierto, tanto Barbosa como Sergio Salomón tienen el control político de la entidad, las formas son totalmente diferentes, antes imperaba el miedo, hoy la conciliación y el diálogo, entre estos dos hay literalmente un abismo.
Hoy, el factor Casa Aguayo va que pesa y va a pesar en la próxima elección, ya que hay una estupenda relación con todos los actores, políticos y empresariales.
Los presidentes municipales, los verdaderos operadores en campo de los procesos que se avecinan, están contentos y satisfechos de la nueva relación de cercanía que tienen con el gobernador, atrás se quedaron las amenazas y la cárcel para aquellos que osaban disentir del régimen.
El factor Casa Aguayo y el factor Sergio Salomón le suman a Morena, tanto en la elección presidencial que se avecina, como en la propia sucesión gubernamental, así como también en la toma de decisiones en la elección de candidatos a las alcaldías y al Congreso, el cual también habrá de renovarse.
Ahora si hay un gobernador que está presente y que al menos tres veces por semana recorre toda la entidad, aún los fines de semana.
En seis meses, Sergio Salomón demostró su hiperactividad en el servicio público y lo importante que es estar al 100 por ciento metido en los temas de estado, el gobierno pasó de ser un pasivo para Morena a ser un activo y eso queda claro.
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