- Con una misa oficiada por integrantes de la Consulta Jesuita de la Universidad, la Casa IBERO Segundo Montes, SJ celebró una década de servicio en la colonia Valle del Paraíso, que forma parte de las periferias poblanas.
Fundada en otoño de 2013 como parte de los proyectos de Servicio Social de la IBERO Puebla, el Centro Comunitario Casa IBERO Segundo Montes, SJ celebró sus 10 años de existencia y de quehacer colectivo en una de las colonias que conforman las periferias de la capital poblana: Valle del Paraíso.
En medio de esta localidad, la Casa IBERO ha sido un espacio de apoyo y recreación tanto para sus habitantes como para la Comunidad de la Universidad Jesuita que ha prestado servicios de educación, alimentación, recreación y acompañamiento integral a lo largo de una década.
Así lo destacó el Mtro. Arturo González González, SJ, director del Centro Intercultural de Reflexión y Acción Social (CIRAS), que en la misa de celebración expresó su agradecimiento a la comunidad de Valle del Paraíso. “Pero también hay que reconocer que nosotros —la Universidad— somos lo que somos gracias a la Casa IBERO, porque también nosotros hemos entrado en un proceso de conversión”.
Esta celebración se vio marcada por el pasaje testimonial y vivo de la labor de la Casa IBERO, que desde el inicio tuvo como objetivo promover y facilitar la acción reflexiva en un ambiente de fraternidad, diálogo y reconocimiento mutuo, con el compromiso conjunto de construir una sociedad más justa e incluyente.
Uno de esos casos fue el de Elizabeth Morales Trujillo, representante de las mujeres de la Casa IBERO. Ella llegó al centro comunitario hace seis años en busca de apoyo para continuar sus estudios de bachillerato en línea, ya que padece de artritis reumatoide, lo que le impidió en su momento acceder a este nivel educativo.
“Ahí, gracias a Dios, todos me apoyaron mucho y terminé la prepa. Ya tengo mi certificado, me fue muy bien”. Agregó que, después de haber concluido sus estudios, pudo continuar con su aprendizaje gracias a las clases de computación que ahí se imparten.
Otros testimonios fueron los de Sebastián, de ocho años, y de Berenice, de 15 años, quienes fueron los representantes de las infancias y juventudes que en Casa IBERO han encontrado un lugar para aprender, jugar, convivir y desarrollarse de forma plena.
“Esta celebración, que es una fiesta, tiene también que ser un signo de vida. Que este signo de los 10 años de Casa IBERO sea un signo profético de levantar la voz y resistir ante tanto sufrimiento en el mundo”: P. Arturo González González, SJ.
“Gracias por todo su apoyo y amistad. Siento que han sido de gran ayuda porque he aprendido muchas cosas nuevas que yo no sabía antes. Les deseo que sigan aquí en Valle. Felices 10 años, y que sean muchos años más”, dijo Berenice, quien asiste al centro comunitario desde su inauguración.
Talleres, convivencia y comunidad
Desde sus inicios, el centro comunitario fue la sede de diversos proyectos educativos y culturales en favor de la colonia Valle del Paraíso y sus alrededores. A la fecha, se imparten talleres académicos, artísticos y deportivos que van desde manualidades hasta ecotecnologías.
La Casa IBERO también cuenta con programas sociales, económicos y académicos que benefician a la comunidad y contribuyen a alcanzar una vida digna. Algunos de estos son la formación de grupos de ahorro solidarios, que han beneficiado económicamente a más de 60 mujeres y sus familias desde 2019; y los terapeutas solidarios, que han brindado atención psicológica a 34 pacientes desde 2020.
Todos estos programas e iniciativas son apoyados por integrantes de la Comunidad Universitaria, ya sea a través del Servicio Social, las prácticas profesionales, los programas de voluntariado o como parte del Área de Síntesis y Evaluación (ASE).
Ante las necesidades surgidas en pandemia, vecinas del lugar junto con el centro, trabajaron en la Cocina Comunitaria, en apoyo a quienes no tuvieron acceso a alimentos. Esta iniciativa benefició a más de 56 familias, mediante a la entrega de 127 comidas por semana.
Las personas que conforman la comunidad de la Casa IBERO Segundo Montes, SJ esperan que esta sea la primera de muchas decenas de años. “Acérquense y dense la oportunidad. La tenemos muy cerca, en la colonia es un lugar muy cercano y siempre es muy accesible […]. Hay una atención muy padre, tanto de las maestras como de los chicos”, expresó Elizabeth Morales a sus vecinos de Valle del Paraíso.