Las fiestas navideñas en Puebla

Hola, amigas y amigos. Es un gusto estar con ustedes en este espacio de charla y reflexión.

En esta ocasión dejaremos de lado un poco la política, y quisiera compartir con ustedes algunas reflexiones y tradiciones Navideñas de nuestra querida Puebla, que no puedo evitar me llenen de nostalgia y claro, de orgullo.

Estas líneas las escribo pensando en mis padres, quienes extraño mucho en esta época.

En todo México las fiestas navideñas se viven en familia. Son momentos que compartimos con los amigos y por supuesto con la familia.

Tengo gratos recuerdos de las navidades de diferentes etapas de mi vida.

Cuando éramos pequeños, acompañábamos a mi madre al mercado a comprar muchos de los ingredientes para los guisos típicos de la temporada.  Compraba a chipotles para capear, ayocotes, mole, romeritos, y cuando ya estábamos más grandes, el bacalao.

Recuerdo mucho que nos visitaban mis tíos y tías que venían de fuera, y todos los días las reuniones familiares eran en la cocina.  Desde temprano las tías comenzaban a cocinar, mientras nosotros ayudábamos limpiando los ayocotes, o lavando los chiles que después rellenaban y capeaban.

Igualmente, siempre había mole para los romeritos, que muchas veces complementaba algunos huevos para el desayuno por la mañana.  Todos participábamos.

Como niños esperábamos 3 momentos importantes, primero las posadas, que marcaban el inicio propiamente de las celebraciones, además de la oportunidad para romper las piñatas y llevar a casa los dulces de los aguinaldos.

Siempre disfruté el ponche, porque me gustaba el sabor a frutas, además de comerme los tejocotes y masticar las cañas. Nos encantaban de chamacos.

En la familia siempre nos inculcaron que la navidad era una época de dar gracias. Es un valor que Gaby y yo hemos tratado de inculcar a mis hijas.

Desde entonces, cada fin de año tratamos de llevar a cabo acciones para ayudar a quienes por sus circunstancias no tienen como pasara una feliz navidad.  Siempre será importante ser agradecido por las bendiciones que da la vida, y compartirlas con quienes menos tienen.

Después de las posadas, esperábamos con mucha impaciencia la cena de navidad. Era el momento donde todas y todos nos reunimos a la mesa para celebrar y dar gracias.

Siempre éramos mucha gente.  Tías, tíos, primos, primas, las comadres y compadres de mis padres, las amigas y amigos que pasaban a dar el abrazo, era mucha la gente que pasaba por casa, desde la tarde, después de haber ido a dar gracias con el creador.

Era una noche que se prolongaba hasta el respectivo recalentado.  Nos íbamos a dormir ya tarde solo para cargar pilas para seguir compartiendo con todos y jugar con mis primos.

Finalmente esperábamos el día de reyes.  Ese era el fin de la temporada. Era un sentimiento muy ambiguo.  De pequeño querías que llegar ese día solo para poder jugar con alguna pelota o que hubieras pedido.  De más grande, no querías que llegara porque significaba el fin de la temporada.

La navidad son de los momentos que más recuerdo de toda mi vida, pues representan épocas donde compartimos en familia todos unidos.

Les deseo que puedan vivirlos en familia.  Démonos el tiempo de compartir con nuestros familiares y amigos, para fortalecer esas relaciones personales que muchas veces el quehacer diario no nos permite disfrutar.

Demos tiempo a lo más importante que tenemos en la vida: La familia.

Soy Sergio Salomón y les mando un abrazo fuerte.

Disfruten estas fechas en familia, nos leemos la próxima semana.

 

 

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