El viernes pasado acudí a la presentación del libro de Emilio Maurer, “Maurer y sus verdades”. Estuvieron presentes grandes personajes de la historia del deporte nacional como José Ramón Fernandez, Manolo Lapuente, José Luis Fernández o David Faitelson, también toda su familia, sus hijos, nietos, y por supuesto en primera fila, su esposa, Doña Eloína. También le acompañamos quienes estuvimos con él en la sexagésima legislatura, como Olga Lucía Romero, hoy presidenta estatal de morena, y el diputado Fernando Sánchez Sacía.
Siempre he dicho que esa legislatura va a ser en la historia de Puebla una de las más relevantes, si no es la que más, por todo el contexto en el que ésta se dio, un conflicto post electoral debido al fraude del morenovallismo, posteriormente todas las reformas como la ley bala, el regreso de sus derechos a las juntas auxiliares, el regreso a sus derechos constitucionales de los municipios de Ciudad Modelo, entre muchas otras, y por supuesto el haber estado ante cinco diferentes gobernadores, las reformas para adaptar al Congreso a la etapa de la pandemia y muchas, muchas cosas más que en esa legislatura ocurrieron. Y Don Emilio era un personaje que por su trascendencia, sus recorridos y su forma de ser no podía haber faltado en esa intensa legislatura.
Don Emilio venía de una historia enorme y en muchos ámbitos, en el futbol, al frente del Puebla lo hizo (súper) campeón, al frente de la Femexfut creó la comisión para regular los derechos de transmisión y quitar el monopolio que en ese entonces existía; llevó a la Selección Mexicana de Fútbol a nuevos horizontes con la llegada de César Luis Menotti. En varias ocasiones tuve oportunidad de platicar con él de todas esas cosas que yo de niño escuchaba en las discusiones futboleras en mi casa, donde se mencionaba constantemente su nombre, como alguien que le había venido a poner un “hasta aquí” a la mafia de entonces en el fútbol.
Después, cuando hizo su primera incursión en la política, fue candidato del PRD a la presidencia municipal de Puebla, cobijado por personajes como Miguel Barbosa y Andrés Manuel López Obrador, causó revuelo en esa campaña y dio un gran impulso al PRD. En los resultados hubo protestas, al inicio de las mismas iban hombro a hombro con el PAN, que al final traicionó y empezó a obstaculizar las protestas de la izquierda, Don Emilio por supuesto no se dejó y hasta gritos, empujones y golpes dio contra los panistas, (incluído el funesto Felipe Calderón).
En el Congreso de Puebla lo conocimos y quisimos todos, entendiendo al hombre siempre polémico, decidido, terco, de una sola pieza, derecho, honesto, y que no se calla nunca lo que piensa, pero sobre todo leal. En las épocas del conflicto post electoral siempre fue comprometido y leal con la causa, en esas épocas el hoy Gobernador nos decía que los diputados locales éramos su primera línea de defensa, aún y cuando había quienes de esas bancadas aliadas, ya se habían ido a entregar al enemigo.
En fin, un gusto haber estado en su presentación y haber tenido la oportunidad de haber compartido esa legislatura y esos momentos con un personaje de esa talla.