Tras más de 12 horas de debate y la intervención de manifestantes en el Senado, que obligó a cambiar la sede, los legisladores consideraron que el dictamen de la Reforma Judicial había sido suficientemente discutido en lo general. La propuesta fue aprobada con 86 votos a favor y 41 en contra, logrando la mayoría calificada requerida.
El Pleno del Senado de la República llevó a cabo una doble sesión para la primera lectura y el debate sobre la Reforma Judicial, que plantea modificaciones a la Constitución, incluyendo la elección popular de jueces y magistrados.
El ambiente estuvo marcado por protestas y la incertidumbre sobre si la oposición lograría frenar la reforma. Integrantes del PAN, PRI y MC subieron a la tribuna exigiendo la interrupción del debate, mientras que el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, acusó a los opositores de permitir el acceso de manifestantes al recinto para desestabilizar la sesión.
A pesar de las interrupciones, la discusión continuó y poco después de las 23:00 horas, Fernández Noroña consultó a la asamblea si el dictamen estaba lo suficientemente discutido, lo cual fue aprobado por el bloque oficialista. La votación se llevó a cabo con una ronda de oradores que expusieron sus posturas a favor o en contra.
Con el sistema electrónico fuera de servicio, se realizó un pase de lista para contabilizar los votos. Aunque la oposición argumentó que no existían las condiciones para una votación adecuada, el bloque oficialista defendió el proyecto impulsado por el presidente López Obrador.
Después de una hora de conteo, el resultado fue anunciado y los legisladores de Morena y sus aliados celebraron con consignas de triunfo, mientras Fernández Noroña felicitaba a la asamblea por la aprobación de la reforma.
¿Qué sigue para la reforma?
Tras la aprobación de la mayoría calificada en el Senado, la Reforma Judicial tiene que pasar por algunos pasos más para poder ser ley.
La propuesta deberá ser ratificada por al menos 17 congresos de los 32 estatales, 22 que Morena ya controla, por lo que convierte a la reforma en prácticamente una realidad.
Todo este proceso de aprobación debe ocurrir antes de que el Presidente López Obrador termine con su mandato el próximo 1 de octubre, una vez aprobado, Claudia Sheinbaum, la próxima presidenta de México, tendrá que encargarse de la reestructuración del Poder Judicial y organización de elecciones de jueces.