De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, Nueva Edición (ENOEN), la participación de las mujeres en las actividades económicas ha sido estable, según los tres últimos censos económicos. En 2008, su ocupación representó 42.6 % del total; en 2013, 44.0 % y en 2018, 43.4 por ciento.
Durante el cuarto trimestre de 2022, en Puebla residían 6.7 millones de personas: 3.6 millones eran mujeres. Lo anterior representó 53.3 % de la población total. En este mismo periodo, la cantidad de hombres fue de 3.1 millones y representó el 46.7 por ciento.
Más de la mitad de la población en Puebla tiene 30 o más años. Al observar por sexo, en el caso de las mujeres, el porcentaje fue 52.3 y en los hombres, 47.9 por ciento. El análisis por estructuras de edad permite observar que el porcentaje de mujeres en los grupos de 0 a 14 años y de 15 a 19 años fue menor que el de los hombres. En los grupos de 30 a 59 años y de 60 años y más, la cifra resultó más alta.
La participación de las mujeres en las actividades productivas ha sido estable, de acuerdo con los tres últimos censos económicos. En 2008, su ocupación representó 42.6 % del total reportado; en 2013, se incrementó a 44.0 % y, en 2018, se ubicó en 43.4 por ciento.
Para el año 2018, los sectores con mayor participación de mujeres fueron: Comercio, Servicios privados no financieros, e Industrias manufactureras, con 50.2, 46.2 y 36.7 por ciento, respectivamente.
Entre 1990 y 2020, las mujeres de 5 a 17 años lograron un crecimiento sustancial en la asistencia escolar: pasaron de 71.2 % en 1990 a 89.2 % en 2020.
Entre las edades de 6 a 11 años, cuando se cursa regularmente la educación primaria, la tasa de asistencia escolar presentó un aumento entre 1990 y 2020 (86.3 y 96.3 %, respectivamente). La tasa de asistencia para las mujeres de 12 a 17 años pasó de 57.9 % en 1990 a 81.7 % en 2020.
A lo largo del periodo de referencia, hubo un incremento en el nivel de escolaridad de las mujeres: para 2020, 7.8 % de 15 años y más años no tenía ningún nivel de instrucción. En 1990, ese porcentaje fue de 22.3 por ciento. En niveles de escolaridad de media superior y superior, la brecha fue significativa. Para 1990, 16.8 % de las mujeres de 15 y más años se encontraba en dichos niveles: en 2020, 40.7 % contaba con nivel medio superior o superior.
Durante la pandemia de Covid-19, el impacto no fue igual entre hombres y mujeres, pues la pandemia trajo consigo una disminución en las actividades económicas y provocó, en ambos sexos, un decrecimiento del mercado laboral, pérdida de empleo y baja del ingreso laboral. La recuperación, no obstante, ha ocurrido de manera diferenciada, pues la participación de las mujeres de 15 años y más en el mercado laboral se vio afectada por la suspensión de actividades no esenciales. Como consecuencia inmediata de la contingencia sanitaria, se presentó una disminución de la PEA femenina, es decir, aumentó el volumen de mujeres que solo realizó actividades no económicas o que no buscó trabajo.
Al cuarto trimestre de 2022, 44 de cada 100 mujeres de 15 años y más fueron económicamente activas (trabajaron o buscaron trabajo). El dato muestra que, para este periodo, los niveles de participación económica fueron inferiores a los que las mujeres tenían antes de la pandemia.
Durante el cuarto trimestre de 2019, la tasa de desocupación de la población femenina de 15 años y más era de 2.5 % de la PEA. Al cuarto trimestre de 2022, 2.8 % de las mujeres económicamente activas se encontraba desocupado: esto significa un incremento de 3 mil 419 mujeres desocupadas.
Finalmente, señalar que el punto más alto de la desocupación femenina durante la pandemia se dio en el tercer trimestre de 2020: llegó a un nivel de 4.8 por ciento. Con la reapertura gradual de las actividades, se ha reducido la desocupación mediante la recuperación de los puestos de trabajo. La tasa de desocupación de las mujeres, al cuarto trimestre de 2022 (2.8 %), se encontraba en niveles menores a lo que se observó previo a la pandemia.